Hacer deporte de forma recurrente tiene una influencia directa sobre nuestra calidad de vida. Y la calidad de vida, a su vez, afecta a todas las cuestiones físicas, mentales y sociales por las que pasamos en nuestra vida. Por eso, incluso de forma inconsciente, todos asociamos el hacer deporte con una vida de éxito, una vida ordenada y controlada. Aunque eso no significa que a la que te pongas a hacer ejercicio, repentinamente todo te vaya a ir mejor y vayas a lograr todos tus objetivos. Pero si que te ayudará a enfrentarte a la vida con más energía, más tranquilidad mental y más equilibrio emocional. Y todo esto, a la larga, hará que tus gestiones diarias sean más saludables y acordes a tu estilo de vida.
En este artículo, me gustaría hablarte un poco más en profundidad sobre este tema para que veas, exactamente, cómo influye hacer ejercicio físico en tu calidad de vida. De esta forma no te creas falsas esperanzas, y es que muchas personas, empiezan a hacer deporte y creen que su vida cambiará de la noche a la mañana. Mi objetivo es que puedas saber qué esperar del deporte en tu día a día.
Cómo el deporte mejora la calidad de vida
Lo primero que me gustaría explicarte es que el deporte, sin duda, puede mejorar sustancialmente tu calidad de vida. Pero la verdad que nadie te explica, es que para que eso ocurra, debes practicar un mínimo de ejercicio semanal, porque si no, este no tendrá ningún efecto sobre ti.
Por ejemplo, el hecho de que un día decidas subir las escaleras de tu casa en lugar de coger el ascensor, evidentemente es positivo. Pero si no vuelves a subirlas al cabo de una semana, seguramente no podemos decir que subir escaleras te vaya a influir positivamente en tu calidad de vida. Obviamente, no la va a empeorar, pero si no cumples unos mínimos, puede ser que tampoco la mejore.
En definitiva, me gustaría que tuvieras claro que hay ciertos mínimos importantes a tener en cuenta. Estos mínimos marcan, por ejemplo, que alguien tenga una vida sedentaria o no. Así pues, si tenemos claro qué mínimo de ejercicio deberíamos hacer para empezar a notar mejoras, será más sencillo marcar una casilla de salida. Pero no te preocupes, porque verás que estos mínimos son realmente asequibles y sencillos para que puedas empezar.
Recomendación mínima para adultos hasta los 64 años
En el caso de personas adultas menores de 64 años, lo mínimo que deberían moverse son 150 minutos semanales realizando cualquier tipo de actividad física aeróbica, de intensidad moderada. Esto se traduce en unos 20 minutos al día de actividades como bailar, correr, ir en bicicleta, caminar, nadar, jugar fútbol, etc.
Aunque si estas actividades son muy poco exigentes para ti y te gustan otras más intensas, lo mínimo que deberías hacer son 75 minutos de ejercicios más intensos como calistenia, pesas, maquinaria, etc.
A partir de estos mínimos cada uno tendrá que ir aumentando progresivamente sus exigencias, para obtener beneficios mejores, más ambiciosos y más rápidos.
Recomendación mínima para personas mayores de 65 años
Para personas de más de 65 años, las recomendaciones mínimas son las mismas pero con la diferencia de que deben mantener cautela al empezar con las rutinas de movimiento. En este caso, no se debería empezar de golpe si hasta el momento ha llevado una vida sedentaria. Por eso, la persona debe empezar a realizar ejercicios muy poco a poco y cuidando que sus articulaciones y músculos respondan de forma correcta a las nuevas exigencias.
Para empezar de cero, lo ideal es elegir dos días a la semana en los que se empezarán a trabajar los principales grupos de músculos como la espalda, el pecho, los brazos y las piernas.
Los beneficios del ejercicio físico en tu calidad de vida
Ahora sí, teniendo claro el mínimo de ejercicio que deberías alcanzar, podemos hablar sobre los beneficios asociados al deporte. Es decir, cuando lleves, al menos, varias semanas con una rutina deportiva, empezarás a notar ciertas mejoras físicas internas, además de otras externas que podrás ir notando tú mismo.
Estos son los principales beneficios de los que te hablo:
- Mejora del sistema circulatorio: al hacer ejercicio nuestro corazón expulsa una mayor cantidad de sangre en cada latido, lo que lo refuerza como músculo haciéndolo más eficiente. Y creo que no es necesario hablar sobre la importancia de que el corazón funcione de forma correcta.
- Disminuye el riesgo de trombosis cerebrales e infartos: al mejorar el riego sanguíneo, mejora la presión arterial disminuyendo a la vez que también disminuye el riesgo de que se formen coágulos de sangre.
- Mejora tu capacidad pulmonar y resistencia: notarás también que no te cansas tan rápido y que ciertos ejercicios que antes te dejaban sin aliento, poco a poco empiezan a ser más sencillos.
- Mejora la concentración y la toma de decisiones: El ejercicio mejora también el equilibrio mental ya que te ayuda a estar más concentrado, a planificarte mejor y a la organización de tareas.
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Llevar una vida saludable es muy sencillo
Como has podido comprobar, llevar una vida saludable, es relativamente sencillo. No requiere de grandes sacrificios, sino de pequeños pasos que se deben ir cumpliendo cada semana. Poco a poco, irás notando mejoras, y asociando esa sensación de satisfacción a tu momento deportivo. Puedes empezar a hacer ejercicio en tu casa, en el parque o apuntarte a un gimnasio.
Sea dónde sea, lo importante es que empieces con algo que te guste, que te haga feliz para que pueda durar en el tiempo. Recuerda que lo importante es moverse, separar 20 minutos al día para hacer ese ejercicio físico que te habías propuesto.
Y si no sabes ni por dónde empezar, siempre puedes acudir a un Entrenador Personal que te ayude a organizar tus rutinas e ir haciéndolas más eficientes. Solo así podrás estar seguro de darle a tu cuerpo y mente, el movimiento que necesita.